Visto el excelente nivel de las últimas entregas, he decidido volver de entre las brumas de vapor de cava y los escarpados macizos de turrón de Alicante para hablar de cuestiones un poco más terrenales, pero no por ello menos importantes desde mi punto de vista.
Hoy me apetece hablar de los estudios científicos en la publicidad. Los que ya me habéis leído conocéis bastante mis opiniones acerca de la alimentación saludable, así que no voy a abundar en el tema. Lo que sí quiero hacer es hablar del último anuncio de Actimel…
Actimel (o sea, Danone) lanza una nueva campaña de su láctico probiótico destinado a madres que, preocupadas por el promiscuo, lascivo y extremamente contagioso intercambio de chupachups en los patios de primaria, deciden reforzar las defensas de sus retoños. Para ello, nos colocan a Susanna Griso (periodista y MADRE, sobre todo, que nos lo dice porque es MADRE!!!) al frente de una de esos pretenciosos “publirreportajes”, que no son más que simples anuncios vestidos con ropa formalita para parecer un “señor informativo”.
Evidentemente la elección es maliciosa: Pese a que la señora Griso ha sido seducida por el lado oscuro de la tele (cosa que en Antena-3 no es del todo difícil, porque es la emisora del emperador Palpatine, igual que la COPE es de Darth Vader), sus orígenes en informativos (empezando por TV3 y Catalunya Ràdio!) le otorgan una pátina de credibilidad muy conveniente para transportar el mensaje del anuncio. ¿Y cuál es ese mensaje? Pues una sandez que yo definiría como “barbaridad científica que trata de ampararse en la supuesta ignorancia de los receptores”. Dicho en cristiano: el muñeco del publirreportaje no tiene estómago porque si lo tuviera no lo entenderíais, estúpidos; hablamos de “barreras protectoras” y “agujeros en la barrera” que son tapados por los Lactobacilus casei porque (pese a la brutal trola que supone) la imagen es más comprensible para vosotros, cabestros televisivos. Sólo hay algo peor que a uno lo llamen imbécil: que lo hagan desde la condescendencia de quien cree ser superior intelectualmente.
La manipulación de los conceptos científicos por las empresas que tratan de vender productos es una variante de algo que ha existido desde tiempos inmemoriales: la gente trata de vender su mercancía diciendo que proporciona lo que el público busca, y el público compra. ¿Debe la ley intervenir contra el anuncio de Vegas Playboy porque el modelo del anuncio se lleva a una pedazo de gachí con el “boost” de ingenio que le da la susodicha colonia? Obviamente no. Entonces ¿Por qué debería el estado (u otra autoridad) intervenir en un caso como este? Pues, desde mi punto de vista, porque su mensaje actúa directamente a decisiones sobre nuestra salud y nuestra nutrición.
Lo divertido del asunto es que, cuando me documentaba un poco sobre el caso para escribiros, me he encontrado con una supuesta polémica que ha circulado sobre los efectos perniciosos del L. casei que ha provocado una intervención del estado… a favor de los pobrecillos de Danone!!! O sea, no protegen al televidente de la mala información científica contenida en los pseudoestudios con los que algunas compañías se fundamentan (avalados por universidades tan prestigiosas y poco politizadas como la de Navarra (donde no se enseña la evolución), como es el caso de Actimel) sino que protegen a la compañía cuando algún cenutrio con aún menos seso que ellos saca el bulo de que “si tomas Actimel por un tiempo prolongado tu cuerpo deja de producir L. casei imunitas de forma natural”. Eso sí, para que el gobierno aprenda a ayudar a las inocentes compañías multinacionales, atentos a cómo Danone utiliza el bulo para sacar del gobierno un comunicado que dice no sólo que el organismo no produce Lactobacilus casei y que por tanto el Actimel no suplanta ni elimina ninguna actividad natural del cuerpo (que sería desmentir el bulo) sino para hacerles escribir que “existe documentación escrita en revistas que acredita los beneficios del L casei imunitas”. ¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOL! Se oye desde la grada del consejo de administración de Danone. Muy bien, sí señor. Mi gobierno no sólo no se moja para defenderme de publicidades exageradas con informaciones de un reduccionismo insultante, no. Además me hace anuncios institucionales de marcas comerciales que son beneficiosas para la salud.
Por decir algo bueno, mencionar que el comunicado completo (que podéis leer aquí) es, exceptuando el gol que se han dejado colar, un ejemplo de información comedida y veraz alrededor de la cuestión (mencionando que cada día ingerimos millones de L casei si comemos cualquier lácteo, etc).
La verdad es que me da un poco de pena que sea precisamente este producto, al que ciertamente avalan diferentes estudios científicos (ver aquí) el que elija publicitarse desde el terror, el esoterismo (auras protectoras) y la pseudociencia.
Para otro día dejamos las empresas de agua embotellada, la delgadez y la buena marcha de nuestros riñones: que alguien encuentre un artículo de alguna sociedad de nefrología seria que diga que hay que enchufarse 2 litros de agua para ayudar al riñón, o uno de endocrinos que digan que el agua elimina la grasa… ¿Para cuándo el comunicado gubernamental impulsado por las asociaciones de consumidores que diga que ambas ideas son falacias?
20/1/09
Tapando agujeros
Publicado por Quim ADSADN en 15:53
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Bueniisima entrada, el tema lo merecia. XD
A mi también me alucinó la "metáfora" del anuncio, y me dio rabia porque es posible que tengan razón, y solo un mínimo poorcentaje de la población sea capaz de entender la verdad, y por lo tanto nos pueden introducir las L-caseinas esas por los ojos y por otros sitios, con absoluta impunidad.
Me ha encantado lo del Gooooooool! en el consejo de administración. Unos chupitos de yogourt para todos.
Gracias, Anónimo, chupitos aceptados, y correspondidos con unas pintas llenas hasta arriba de omega-3!!!
Publicar un comentario