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7/3/08

Biotolk. Cruces. 5 de 10. Uruks. Cohabitación.

Tras un análisis de las compatibilidades de tamaños y de los genitales, la semana pasada iniciamos la discusión sobre la compatibilidad de conductas sexuales entre orcos y humanos, con el fin de descubrir si estamos ante especies diferentes, o son variaciones de una misma especie. Pero sigamos donde lo dejamos.

Con lo complicados que son los rituales de cortejo humanos (con pinturas, danzas, gasto bucal, colonias, alcohol, como mínimo ) no puedo ni imaginarme cómo serán los rituales orcos. Podría, pero nunca se sabe quién estará escuchando…

Pero, bueno, supongamos que dos acceden a la cohabitación. Tendremos entonces el problema de la repulsa. Un hombre deberá yacer con una orca, o una mujer acceder a cabalgar un orco. Visto lo que corre por internet esto no es ni remotamente un problema. Seguramente tendrían más reparos los orcos/orcas de acostarse con determinados individuos que no al revés.

Además, estamos suponiendo una cópula consentida; pero no hay que olvidar la mano o la voz de Saruman (tan aterciopelada y de doblador de películas porno) siempre presente para obligarte a lo que sea. Con Saruman presente susurrándote al oído, ¿quién dice que no? Problema resuelto.

Compatibilidad gamética
Entremos en el mundo microscópico. Una vez el acto ha sido realizado, tenemos el problema de la incompatibilidad de gametos. Ya sabéis, óvulos y espermatozoides. La fecundación (unión de los gametos) no es un acto banal. No se trata de un acto mecánico. Pese a la forma de ciertos espermatozoides, no se trata sólo de agujerear el óvulo, es un paso muy complejo que requiere del olfato de los espermatozoides.

La semana que viene seguiremos con la explicación del olfato de los gametos, y rozaremos el mundo de los cócteles. Aquí, en Biotolk. Así de simple, así de natural.

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