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17/4/08

Lab Basics (1): Huertos de células

Las células se pueden mantener y criar en un laboratorio como otros crían gorrinitos en una granja, aunque normalmente las consideremos elementos indivisibles de los seres vivos y no nos las imaginemos como entes que nacen, crecen, se reproducen y mueren sin formar parte de un organismo superior. Seguramente dan menos satisfacciones que los campos de naranjos pero al menos no dependen de la sequía.

Los investigadores necesitan seres vivos que sirvan para modelos en sus investigaciones, conejillos de Indias en los que ensayar tratamientos farmacológicos y someter a perrerías experimentales. Con cada vez mayor protagonismo, se trata de simples células. Se suelen obtener de biopsias (si nos interesan células concretas de cierta persona, y normalmente suelen ser de piel o de un tejido canceroso; se disgrega el tejido para aislar las células separadas y se ponen a cultivar) o se compran líneas establecidas comerciales. Hay muchos tipos diferentes de células de mamíferos, aves, insectos, peces, ... disponibles (por decir precios en cifras gordas, pongamos que un tubito de células cuesta 200-600 euros)

La línea celular humana más famosa posiblemente sean las células HeLa, de cáncer cervical (izquierda). Las líneas celulares normalmente se denominan por siglas que hacen referencia al tejido u organismo del cual proceden (por ejemplo, las CHO, de ovario de hámster chino, aunque últimamente ya se designan por códigos indescifrables del palo WS2RGB, ΔRad51B-DT40 y cosas así. Las líneas embrionarias o de células progenitoras están viviendo un boom increíble y se pueden comprar por Internet sin problemas.

Las células de eucariotas tienen diferentes formas y tamaños, aunque la mayoría son esféricas,
redondas, levemente poligonales o en forma de huso. Algunas emiten prolongaciones. El tamaño suele andar entre 10 y 100 micras (vamos, que si aumentaran de tamaño un millón de veces serían bichos de hasta 100 metros de diámetro).

Las celulitas pueden cultivarse en suspensión (flotando en líquido) o lo más frecuente, adheridas a una superficie de plástico especial tratada para tal fin (existen infinidad de placas con tapa y frascos para ello), eso sí, siempre recubiertas de líquido isotónico con nutrientes para su supervivencia. Las células suelen crecer y dividirse sobre una superficie y cuando contactan físicamente unas con otras frenan su expansión, y debe evitarse
que crezcan más o se amontonen.

Las células deben cultivarse en medio líquido que contenga todos los aminoácidos, glúcidos etc que necesitan para la vida, en un ambiente que permita el intercambio de gases realizados durante la respiración. Ese líquido se llama “medio de cultivo” y es ese misterioso líquido rojo que a veces se ve en las noticias científicas. También hay medios de otros colores; suelen contener un medidor del pH para que el color vire y avise al investigador de que el cultivo se ha contaminado, se han acumulado subproductos ácidos etc. El medio se vende en botellas (alrededor de 5-20 euros medio litro)
y se suele suplementar con otros elementos, como aminoácidos concretos, suero con factores de crecimiento o demás elementos necesarios para el experimento, amén de antibióticos y/o antifúngicos para evitar
contaminaciones (entre 10-70 euros medio litro según lo que se trate).

Si las células se contaminan por virus/bacterias/hongos es una tragedia que suele conducir a la destrucción de la línea celular y bronca para el cultivador. Por ello son indispensables condiciones especiales de esterilidad durante el manejo de células.
Las células de mamífero se mantienen a 37ºC (o la temperatura que convenga) en incubadores estériles con condiciones fijas de oxígeno y C02 (600-1000 euros)
situadas en habitaciones destinadas ex-profeso al cuidado de células. Las placas o frascos donde estén contenidas deben manipularse en campanas de flujo laminar (impidiendo que entren partículas externas dentro de la campana) también estériles, con guantes o manos lavadas en etanol, utilizando material estéril desechable (pipetas de plástico etc) y todo tipo de precauciones. Aunque el material desechable parezca barato al final el tema de los cultivos sale por un pico porque es un gasto constante.
El material líquido se guarda a 4ºC grados (nevera) o congelado para evitar contaminaciones hasta su uso, pues los medios no pueden guardarse indefinidamente sin usar.
El estado de las células suele revisarse a diario para comprobar su bienestar, mirando las placas con un microscopio de luz invertida (para no tener que
atravesar la tapa de la placa, no es que sea gay). El cuidado de las células es un trabajo delicado que no conoce horarios y es frecuente que el sufrido cultivador tenga que sacrificar fiestas y ocio para ir a ocuparse de las putas células.

Cuando las células están muy crecidas en cuanto a número y ocupan toda la placa, se las obliga a separarse de la superficie donde están enganchadas con tripsina líquida (10-20 euros según volumen y concentración), se diluyen convenientemente y se separan en más placas junto con medio nuevo (a esto se le conoce como “pase”). Al cabo de unas horas volverán a engancharse, aunque algunas mueren. Las células muertas (flotan) y los desechos se van eliminando aspirando el medio antiguo y sustituyéndolo con medio fresco cada 2-3 días.

Cuando se considere que las células no dan más de sí (a un cultivo no inmortalizado empieza a írsele la olla después de los 20 pases), se matan con lejía y desechando todo el material en bolsas de basura especiales que después serán esterilizadas.

Para conservar las células inactivas durante mucho tiempo deben congelarse en tanques de nitrógeno líquido (alrededor de 1 euro el litro, el tanque 400-700 euros): para ello se separan de la placa, se les elimina el medio lavándolas con solución salina, y se mezclan con suero o medio y DMSO, una sustancia que evita que la célula se rompa al congelarla. Se dividen en viales pequeños y se meten en seguida en un ultracongelador a -80ºC (6000-9000 euracos), para después pasarlas a tanques de nitrógeno líquido.
Para descongelarlas, basta sacarlas de allí, y descongelarlas a 37ºC o temperatura ambiente, antes de pasarlas a una placa con medio fresco. Todas estas manipulaciones matan algunas células.
Las células en la nueva placa se van quedando enganchaditas, las que emiten prolongaciones van poniéndose cómodas, y empiezan a ocupar el espacio. Una placa mediana a plena confluencia puede contener entre 1-3 millones de células, según el tamaño. Estando a gusto van dividiéndose por mitosis (de una célula salen dos). Con cuidados y mimos las células crecen esplendorosamente y sólo el tradicional desprecio de este país hacia el trabajo de investigación impide que salga un vasco estilo Iñigo Segurola a explicarnos los cuidados básicos de las células en nuestro hogar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Unknown dijo...

HOLA HELENA POR ACA SALUDANDOTE.
OYES NO PODRIAS ESCRIBIR ALGO MUY MUY BIEN COMO SABES HACERLO HACERCA DE P16 ...? ME ENCANTRIA LEERLO DESDE TU PUNTO DE VISTA

SALUDOS

Elena Garrido dijo...

Gracias de nuevo por tu amable comentario. De momento no recogemos "peticiones personales", pero me apunto la sugerencia...;)