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8/4/08

Biotolk. Cruces. 9 de 10. Wolpoff

En el capítulo anterior nos preguntábamos por qué los Uruks son mayores y más fuertes que sus progenitores, y creo que obtuvimos respuestas más o menos satisfactorias. Permitidme ahora que los utilice para comentaros una teoría sobre la evolución humana que ha ido perdiendo adeptos: la teoría multirregional, cuyo máximo defensor fue Wolpoff.

Vaya título. Vayamos por partes. El género Homo apareció al este de África. Concretamente al este de la falla del Rift, donde brilla el rocío, donde termina… perdón, perdón. No lo volveré a hacer. Para no entrar en polémicas diré que el género Homo abandona su cuna con el Homo erectus que sale de África para colonizar el sur y sudeste asiático. A partir de aquí aparecen dos teorías.

Según la teoría predominante hoy en día, otros Homo evolucionaban por otro camino y dieron lugar a los Homo neanderthalensis, que colonizaron la actual Europa y el Próximo Oriente y a los Homo sapiens que se expandieron, borrando del mapa a todo el resto. La convivencia entre estas tres especies fue aniquiladora para las dos primeras.

Según la teoría multirregional de Wolpoff, las diferencias morfológicas que se observan entre los individuos europeos (con rasgos neandertales), los asiáticos (con rasgos erectus), y los africanos (con rasgos sapiens) son sólo debidas a adaptaciones al medio, las cuales no habían conducido a la separación entre especies, debido a un continuo flujo genético. El flujo genético se da cuando hay cruce, sexo, reproducción entre individuos de una misma especie pero distribuidos en zonas amplias. Por decirlo con un ejemplo cercano. Los portugueses se tiran a los españoles que se tiran a los franceses que se tiran a los italianos, and so on… lo que asegura el flujo de genes necesarios para que no se separen en diferentes especies (aunque algunos lo parezcan). Según el multirregionalismo, pues, los seres humanos evolucionamos por todas partes, manteniendo nuestra coherencia genética gracias al sexo.

La idea puede parecer atractiva hasta que se ven los restos fósiles de lo que serían candidatos a ser fecundados (poco atractivo, por cierto). Viendo los restos fósiles de los erectus, y por muy atractivo que pueda parecer su nombre científico, a mí me viene a la mente la palabra zoofilia. Pero internet ha demostrado que el ser humano es capaz de verdaderas atrocidades con respecto al sexo y la reproducción (algunos, incluso, renuncian a él voluntariamente y mantienen intacta su altura moral para ordenar sobre el mismo). Así que aquí os lo dejo: ¿sois multirregionalistas o preferís la hipótesis Memorias de África (Out of Africa)?

¿Y esto que tiene que ver con los Uruk? Pues tiene que ver para intentar inferir qué les va a pasar a orcos y humanos como especie. Si aplicamos a Wolpoff a este caso, puede que no sean distintas especies y que haya un flujo genético continuo en alguna parte que los mantiene como la misma especie. De todas maneras, al tener diferentes nichos (los orcos son nocturnos, aunque algunos humanos también) y, sobretodo, al tener diferentes atractivos sexuales, puede que a la larga se separen en dos especies distintas y que los Uruk sean producto de una cercanía genética, de una historia evolutiva reciente que ya no tiene marcha atrás.

La semana que viene acabaré la serie Biotolk. Cruces con el comentario acerca de los enanos y hobbits como especies independientes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una crítica alusión al clero y una autoreferencia dentro de una serie divulgativa sobre biología inspirada en Tolkien...
Vaya cóctel más atractivo! Un buen trago corto...

Anónimo dijo...

Como comentario a esta entrada, los pigmeos y los jugadores de la NBA no parecen ser de la misma especie, pero lo son... quizá Wolpoff no estaba tan desencaminado.

Salva dijo...

Mmmm... Las diferencias entre las especies de homínidos que presuntamente se cruzaron son bastante más profundas que las que separan a los dos colectivos que citas. No sólo es importante el tamaño (ejem), sino que en el caso de las especies extintas, las diferencias son evidentes incluso a nivel de restos fósiles: cráneo, esqueleto, etc...

No sé como se deben ver comparados los cráneos de los ejemplos citados... todo sería cuestión de probarlo.

Esto me ha recordado una duda que siempre he tenido. Existen personas en ponerle rostros a los cráneos que se encuentran. Son artistas plásticos que trabajan con los científicos reconstruyendo los músculos que se inserían en los huesos y de ahí deducen la piel que le recubría. Aquí tenéis ejemplos de erectus y Neandertal. Pero, ¿se han validado sus habilidades? Se me ocurre, por ejemplo, darles un craneo de un difuto del que se disponga foto y ver qué tal lo hacen... A ver si su "maqueta" se le parece.