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18/11/07

Magrea a tu amigo antes de pedirle dinero

Imagínate que alguien te diera 10 dólares con la siguiente condición: debes darle una parte de ese dinero a un desconocido, y que ese desconocido acepte tu oferta. Si la rechaza, los dos os quedaréis sin dinero. Si la acepta, los dos os quedaréis con vuestra parte.
¿Cúanto serías de generoso?
Si optas por la tacañería aun a riesgo de quedarte sin la pasta quizás te convendría un chute de oxitocina.


Ese experimento, pero en plan científico, lo realizó un grupo de investigadores californianos procedente de departamentos de neurología, endocrinología y economía que intentaban encontrar una razón fisiológica tras la capacidad humana de desprenderse de dinero para ayudar a los demás.

Hasta ahora, se habían ofrecido teorías evolutivas que explicaran el éxito del altruismo, pues también está presente en primates no humanos. Se atribuía el altruismo al beneficio de los parientes próximos o a la esperanza de reciprocidad, pero eso no explica los casos de donaciones a extraños, las donaciones de sangre o el voluntariado.

El tío Gilito andaba bajo de oxitocina.(Flickr)


Los investigadores usaron un modelo de transferencias monetarias para obtener una medida objetiva de la generosidad y el altruismo de los voluntarios, mediante un modelo matemático simple que cuantificaba la generosidad, entendida como la liberalidad a la hora de dar (porque se puede ser altruista pero poco espléndido en la ayuda ofrecida).

En una de las pruebas, el donante tenía que hacer una transferencia de dinero unilateral sabiendo que no recibiría ninguna crítica por parte del receptor, que estaba obligado a aceptar lo que le dieran. En otra prueba, tenía que hacer la transferencia pero esta vez introduciendo una variable matemática que valoraba la reacción del receptor de la donación (es el caso del dilema que encabeza el post, en la que el receptor puede rechazar una oferta miserable que no hubiera considerado previamente "digna").

De esta manera se lograba discernir entre lo que es el altruismo y la generosidad. A la mitad de los participantes se les administró nasalmente 40 unidades de oxitocina,y a la otra mitad salino.No había contacto visual ni de ningún tipo entre los participantes y sólo participaron varones, pues los niveles de oxitocina fisiológica varían en las mujeres según la fase del ciclo menstrual.

La oxitocina es la más romántica de las hormonas, pues está implicada en los sentimientos de amor hacia la descendencia, la lactancia y el parto y en los mamíferos monógamos, la cohabitación sexual. También se sabe que está implicada en el establecimiento de la confianza entre personas y en la habilidad para entender las expresiones faciales de los demás.

Resultó que la generosidad fue un 80% mayor en los voluntarios que habían recibido oxitocina que en los que habían recibido placebo, y esto no era atribuíble al altruismo, pues en el experimento diseñado para detectar el altruismo no hubo diferencias entre el grupo con oxitocina y el grupo control.

El factor causal que hizo aumentar la generosidad parece ser la empatía, pues cuando la persona sabe que la otra persona puede rechazar una oferta injusta y se pone en su lugar, las donaciones son mayores.
La oxitocina induce la liberación de dopamina en ciertas regiones del cerebro y eso se asocia al refuerzo y la sensación de recompensa.
En estudios de actividad cerebral ya se había visto que las actitudes caritativas y empáticas activaban regiones del cerebro subcorticales, implicadas en las emociones y en los mecanismos de recompensa.

Los niveles fisiológicos de oxitocina pueden aumentarse de forma no farmacológica de muchas maneras, por ejemplo, mediante el contacto físico, los ambientes confortables y seguros, y... los preliminares sexuales y el orgasmo.

Dado que la oxitocina definitivamente aumenta la habilidad de empatizar con los demás y motiva la generosidad, se me ocurren unas cuantas pecaminosas ideas que podía llevar a cabo la Iglesia Católica para conseguir que más gente marcara cierta casillita...

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