Y para seguir con la reciente dinámica del blog, hoy también hablaremos de la Antártida. No sé vosotros, pero yo cuando pienso en este continente me viene a la cabeza una extensión enorme de terreno helado y yermo, habitado tan solo por efímeros grupos de atrevidos expedicionarios un poco mal de la azotea (porque no me negareis que para pasar semanas recorriéndola, azotados por el frío y el viento, hay que tener un puntito de locura). Pero donde hoy sólo pasean estos aventureros fue una vez una tierra fértil y hogar de numerosas especies de animales y plantas.
Hace 14 millones de años se produjo una brusca bajada de 8 grados Celsius en la temperatura del continente. Aunque 8 grados puede no parecer mucha cosa, es un enfriamiento suficientemente importante como para impedir la vida de muchas especies. Durante este enfriamiento, desaparecieron de la Antártida numerosas plantas y también algunos insectos y la tundra del interior del continente desapareció y se cubrió de un hielo perpetuo (Pensad que, tal y como muy bien nos ha explicado Quim, la desaparición de una especie en un hábitat determinado puede tener graves consecuencias sobre el resto de especies que dependen de ella).
Este mes, un grupo de investigadores desplazados a estas tierras ha descubierto en los valles secos de McMurdo unos restos fósiles que pertenecieron a organismos terrestres y lacustres que habían vivido allí durante este periodo de enfriamiento. Este descubrimiento es de gran valor científico en primer lugar por el extraordinario grado de conservación de los restos y, en segundo lugar, porque hasta ahora se habían encontrado muy pocos fósiles en la Antártida. De manera que este descubrimiento es un gran tesoro para los investigadores ya que puede aportar mucha información sobre la manera como se produjo este gran enfriamiento y los datos obtenidos servirán para crear modelos para estudiar el cambio climático.
Un primer análisis de los restos descubre que existió un sorprendente parecido entre estos antiguos animales y otros existentes hoy en día en otras partes del mundo, lo que refleja la buena adaptación de estos animales a sus hábitats. Un segundo análisis más en profundidad indica que éstos no han sufrido ciclos de congelación-descongelación, sino que se han mantenido helados desde hace 14 millones de años. Si tenemos en cuenta que durante todo este tiempo en la Tierra ha habido momentos en que la temperatura global era más alta que la actual (y lo volverán a ser como consecuencia del calentamiento global), es sorprendente que la Antártida no sufriera ningún tipo de descongelación. Este permite concluir que la capa de hiero que la cubre es muy consistente y refuerza la idea que el cambio global es un proceso complejo pero uniforme, ya que parece afectar de diferente manera unos puntos y otros de la geografía mundial.
A pesar de la cantidad de información que aporta este descubrimiento, la causa de este cambio brusco en la temperatura del continente todavía se desconoce. Mientras algunos autores apuestan por una bajada en los niveles de CO2 como responsables del cambio, otros ven más factible que fuera debido a un movimiento en las placas tectónicas.
Y la inevitable pregunta es: ¿Es posible que estemos presenciando la desaparición de un hielo que ha aguantado miles de años?
Hace 14 millones de años se produjo una brusca bajada de 8 grados Celsius en la temperatura del continente. Aunque 8 grados puede no parecer mucha cosa, es un enfriamiento suficientemente importante como para impedir la vida de muchas especies. Durante este enfriamiento, desaparecieron de la Antártida numerosas plantas y también algunos insectos y la tundra del interior del continente desapareció y se cubrió de un hielo perpetuo (Pensad que, tal y como muy bien nos ha explicado Quim, la desaparición de una especie en un hábitat determinado puede tener graves consecuencias sobre el resto de especies que dependen de ella).
Este mes, un grupo de investigadores desplazados a estas tierras ha descubierto en los valles secos de McMurdo unos restos fósiles que pertenecieron a organismos terrestres y lacustres que habían vivido allí durante este periodo de enfriamiento. Este descubrimiento es de gran valor científico en primer lugar por el extraordinario grado de conservación de los restos y, en segundo lugar, porque hasta ahora se habían encontrado muy pocos fósiles en la Antártida. De manera que este descubrimiento es un gran tesoro para los investigadores ya que puede aportar mucha información sobre la manera como se produjo este gran enfriamiento y los datos obtenidos servirán para crear modelos para estudiar el cambio climático.
Un primer análisis de los restos descubre que existió un sorprendente parecido entre estos antiguos animales y otros existentes hoy en día en otras partes del mundo, lo que refleja la buena adaptación de estos animales a sus hábitats. Un segundo análisis más en profundidad indica que éstos no han sufrido ciclos de congelación-descongelación, sino que se han mantenido helados desde hace 14 millones de años. Si tenemos en cuenta que durante todo este tiempo en la Tierra ha habido momentos en que la temperatura global era más alta que la actual (y lo volverán a ser como consecuencia del calentamiento global), es sorprendente que la Antártida no sufriera ningún tipo de descongelación. Este permite concluir que la capa de hiero que la cubre es muy consistente y refuerza la idea que el cambio global es un proceso complejo pero uniforme, ya que parece afectar de diferente manera unos puntos y otros de la geografía mundial.
A pesar de la cantidad de información que aporta este descubrimiento, la causa de este cambio brusco en la temperatura del continente todavía se desconoce. Mientras algunos autores apuestan por una bajada en los niveles de CO2 como responsables del cambio, otros ven más factible que fuera debido a un movimiento en las placas tectónicas.
Y la inevitable pregunta es: ¿Es posible que estemos presenciando la desaparición de un hielo que ha aguantado miles de años?
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