Los seres humanos somos animales limitados por nuestra línea evolutiva. Entendemos el mundo a través de los rangos de "barrido" de nuestros cinco sentidos. Y de ahí no nos sacan. Nos cuesta mucho imaginarnos cómo debe de oler el mundo para los cánidos, cómo debe ser "ver" en ultravioleta, oir tonos más graves o más agudos, o detectar cambios eléctricos en el agua a través de nuestra inexistente línea lateral.
El mundo de los seres vivos está lleno de receptores especializados en detectar variables distintas a las que nosotros somos capaces de detectar, o con un rango distinto de las que nosotros sí somos capaces de "sentir". La magnetocepción, la percepción del campo magnético terrestre, es uno de estos sentidos.
Muchos animales migratorios poseen magnetoreceptores que les marcan el camino a seguir en su peregrinaje. El paradigma de estos animales son las aves, aunque también se encuentran en reptiles, insectos y bacterias (magnetobacterias). Estos magnetoreceptores contienen magnetita, una forma de hierro oxidado, que, como su propio nombre indica, tiene propiedades magnéticas inherentes a su composición. Esta magentita responde a los cambios magnéticos de la tierra y es esta respuesta la que se integra en forma de información neuronal.
Curiosamente, los humanos también tenemos un pequeño depósito de magnetita en el hueso etmoides, en nuestra nariz… ¿puede ser que seamos capaces de detectar variaciones magnéticas y que no seamos conscientes de ello? Sería una interesante investigación, ¿no creéis?
En el último número de Nature, aparece un artículo en el que vinculan la percepción del magnetismo en las moscas del vinagre con otro tipo de receptores. Estos investigadores trabajan con el receptor Cry, un fotoreceptor especializado en captar las ondas lumínicas del azul y el ultravioleta. Pues bien, las moscas respondían a variaciones en el campo magnético si había luz completa. Si se filtraba la luz para que no les llegase nada de luz azul o ultravioleta, las moscas no respondían a cambios magnéticos.
Trabajando con mutantes deficientes en el gen para el Cry, es decir, moscas "ciegas" solamente para estas longitudes de onda, vieron que, incluso bajo luz sin filtrar, éstas no respondían a cambios en el campo magnético.
Utilizando una herramienta a isposición de todo el mundo, con la que se pueden comparar secuencias de nucleótidos en varias bases de datos (BLAST) he intentado encontrar este gen (la secuencia del cual también es de "código abierto", aquí), o un derivado, en el genoma humano. La búsqueda no ha generado ningún resultado relevante. Los humanos no tenemos este gen en concreto. De hecho, repitiendo la búsqueda, pero en las bases de datos de mRNAs, sólo poseen este gen las especies del género Drosophila, pequeñas moscas.
El hecho de que los resultados no sean extrapolables a humanos, no le resta novedad e interés al artículo. Dos sentidos, en apariencia sin nada que "ver", conectados, no ya a nivel neuronal, sino a nivel del propio receptor. ¿Podríamos considerar que las moscas son sinestésicas para el azul y el magnetismo? En vez de azul eléctrico, ¿verán azul magnético?
23/8/08
Magnetocepción: azul eléctrico y azul magnético
Publicado por Salva en 13:30
Etiquetas: Actualidad, Biología celular, Comportamiento, Genética
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