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22/9/08

Càncer contagioso: ¿Se pueden transmitir los tumores?

Hace unos días hablábamos del cáncer facial de los demonios de Tasmania, un tumor que crece tanto que impide a los animales que lo sufren comer con normalidad, acabando por morir de inanición. Pese a lo cruel de este destino, lo más desconcertante de este tumor era que se comportaba como un agente infeccioso, como si fuera un virus. Cuando un animal con tumor muerde a otro, las células del tumor penetran en el segundo y se reproducen en él. Lo infectan. No es éste el único cáncer transmisible del que se tiene constancia, ya que hace un par de años se describió el tumor venéreo transmisible entre cánidos (perros y lobos, y quizas coyotes). Como bien apuntaron nuestros comentaristas, Ulises y "Anónimo", tanto en la versión en castellano como en la catalana, esto parece abrir la puerta a la existencia de cánceres humanos que puedan transmitirse entre individuos. ¿Los hay? ¿Es posible? Leyendo un artículo del diario el Público hallé una posible explicación que intenté transmitiros en una respuesta lo mejor que supe... pero ni a vosotros ni a mi nos satisfizo, así que empecé a informarme sobre el tema y encontré 6 artículos buenísimos sobre el tema que me han aclarado un poco más las cosas. Veamos si soy capaz de aclararoslas a los demás.

Antes que nada aclaremos un par de cosillas. Nuestro sistema inmunitario está especializado en reconocer "cuerpos extraños", como agentes infecciosos. Si todo va bien, las células de nuestro sistema inmunitario no reconocerán nuestras propias células como "extrañas" y no nos atacarán. Las enfermedades autoinmunitarias constituyen una alteración de esta norma: el sistema inmunitario reconoce a algunos tipos celulares (por ejemplo, células beta del páncreas) como cuerpos extraños y les atacan (generado, siguiendo el ejemplo, la diabetes de tipo I).

Pero, ¿cómo "reconocen" algo las células del sistema imunitario? Utilizan proteínas especializadas en el reconocimiento (los anticuerpos son de este tipo de moléculas) de "antígenos" (proteínas de membrana, como los factores ABO de los glóbulos rojos, o trozos de proteínas que nuestras células "digieren" y presentan en la membrana). Este proceso tiene mucha miga, y esta entrada poca voluntad de ser un libro de inmunología, así que intentaré no alargarme y dejaros con las ideas que interesan:
- Las células del sistema inmune reconocen "antígenos"
- Los antígenos son presentados a las células del sistema inmune mediante unas proteínas especializadas llamadas MHC (complejo de histocompatibilidad).

Estos complejos MHC también son antígenos (ya véis qué follón). Nuestro sistema inmune (el de cada uno), reconoce a estas proteínas en concreto como propias, y no las ataca (si lo hiciese, moriríamos, ya que todas las células las presentan).

La cuestión es que estos MHC son proteínas altamente variables, difieren muchísimo entre individuos. Hacen la misma función en todos los individuos, pero tienen suficientes diferencias en su composición como para que el sistema inmunitario de una persona sea capaz de reconocer a los MHC de otra como "objeto non grato" y lo ataque. Ésto es lo que ocurre en el rechazo de transplantes, en los que el sistema inmune reconoce a los MHC del donador como extraños y ataca todas las células que lo presentan (el órgano transplantado, que también es mala suerte). Por este motivo se realizan tantas pruebas buscando al donador más compatible posible y, por esto mismo, se realizan los transplantes acompañados de tratamiento inmunosupresivos que "atontan" al sistema inmune para que se les "pasen" las células que no tienen exactamente los mismo MHC a los que están acostumbrados (los suyos mismos).

¿Qué pasa con los tumores? Al ser células del propio organismo, presentan exactament los mismos MHCs del resto de células y no son reconocidas por el sistema inmunitario como extrañas, por lo que siguen a sus anchas, ignoradas.

Y llegamos a lo que nos interesa: ¿cómo pueden los cánceres arriba descritos saltar de animal en animal? Veámoslos por separado:
El cáncer venéreo transmisible entre cánidos está extendido entre perros de los 5 continentes. El análisis genético de este cáncer, sin embargo, revela que todas las células de todos los tumores venéreos transmisibles de todo el mundo se originaron en un único individuo (un lobo o un perro ancestral del este asiático) que vivió hace unos 250-2500 años. Las células de este tumor reducen al mínimo su expresión de MHCs (os recomiendo, si podéis acceder a él, el artículo de Murgia, C. y colaboradores en Cell). El sistema inmunitario del receptor de las células cancerígenas no los detecta como extrañas... ni como propias. Esta invisibilidad hace que sobrevivan dentro de sus huéspedes. Una gran estrategia evolutiva del cáncer, sin duda.

La transmisión del cáncer facial de los demonios de Tasmania (Otro intersante artículo) es más dificil de explicar. Estas células tienen MHCs que vienen del animal donde se originó el tumor y que, por tanto, deberían ser reconocidas por el sistema inmunitario como "extrañas". La explicación puede estar en la consanguinidad de las poblaciones de los demonios de Tasmania. Debido a la acción del hombre, las áreas y poblaciones de los demonios no han cesado de disminuir. Cuando tienes pocos animales en un espacio reducido provocas que todos se reproduzcan entre todos, aumentando la consanguinidad. Al aumentar la consanguinidad se disminuye la variabilidad genética, es decir, las copias diferentes de cada gen, incluyendo los MHCs. Al realizar un transplante primero se analizan a los parientes próximos porque tienen menor riesgo de ser rechazados (tienen mayor probabilidad de tener MHCs similares). Lo mismo pasa con el tumor del demonio de Tasmania: tiene menos riesgo de ser rechazado si infecta a un pariente próximo (por la similitud entre MHCs)... el problema es que ahora todos los demonios son primos o hermanos, así que parece que el tumor tiene vía libre.

Otros investigadores añaden a esta explicación el estudio de la "activación" de las células del sistema inmunitario. Según su trabajo, estas células necesitan una gran cantidad de estímulo para activarse, como si estuvieran permanentemente tratadas con inmunosupresores, lo que las hace más sensibles al "ataque" de las células cancerígenas.

Vale, de acuerdo, pero, y en humanos, ¿qué?

Pues en humanos, como siempre, igual que en el resto de animales. Por más que busquemos no somos especiales en nada. En humanos también se puede dar la "infección" por células cancerígenas, aunque, de momento, se ha dado en circunstancias especiales (recomiendo la lectura del siguiente artículo de Dingli y Nowak aparecido hace un año en Nature).

Pero no nos adelantemos. ¿Qué debería hacer una célula cancerígena para pasar de un individuo a otro?

Primero, debería entrar. Los dos tumores anteriores tienen claras vías de entradas: la venérea en uno, y la bucal en el otro (los demonios suelen morderse bastante entre ellos durante las peleas). La primera vía de entrada parece más habitual entre los humanos que la segunda. Es decir, para que un cáncer se transmita debería encontrarse entre las células de los genitales y transmitirse durante el coito, o entre las células bucales, y transmitirse a mordiscos (Pesad que muchos cánceres no metastáticos aparecen en órganos internos, sin "salida" hacia otros humanos). Otras infecciones se podrían dar por accidente, como le sucedió a un cirujano que desarrolló un cáncer, las células del cual había adquirido al herirse accidentalmente durante la extirpación del mismo de un paciente.

Segundo, debería superar el sistema inmunitario del huésped. Esta "superación" se podría deber a:
- Una supresión del sistema inmunitario del huésped. Por ejemplo, por el tratamiento durante un transplante. De hecho, se han dado casos en los que los receptores han sufrido cánceres de células de los órganos que habían recibido (aunque el porcentaje es espectacularmente bajo: un 0,06% de los receptores de tumor sólido) .
- Por similitud entre los MHCs, lo que afectaría especialmente a la vía padres-hijos y hermanos-hermanos (especialmente a los gemelos, como muy bien apuntaba Ulises). Y también en este caso tenemos evidencias de transmisión de tumores entre madres e hijos por transmisión a través de la placenta (en algún caso de embarazo múltiple el tumor lo desarrolló uno de los fetos y llegó al otro a través de la madre).

Como ya véis, la transmisión de tumores entre humanos es posible, siempre que se cumplan estas directrices. Si un día aparece un cáncer con capacidad de transmisión bucal o genital (mucho peor) capaz, además, de superar nuestro sistema inmunitario, que el diablo de Tasmania nos coja confesados.

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Un par de apuntes finales sobre las células del tumor canino que hemos venido comentando.

  1. Estas células constituyen la línea establecida inmortal más antigua de la que se tiene constancia. Hasta ahora este honor lo tenían las células HeLa (con una curiosa historia, y entrada propia en Wikipedia, que os recomiendo leer)
  2. Uno de los artículos que me he leído para hacer esta entrada me ha parecido de lo más curioso. Se trata del artículo escrito por Uri Frank en el que, mediante el estudio filogenético de las células del tumor venéreo transmisible entre cánidos, defiende la clasificación de estas células como un organismo a parte, diferente de lobos y perros, que ha seguido un camino evolutivo propio y que debería considerarse como un nuevo cánido, un "perro parásito" que se ha expandido por todo el mundo. Y no lo dice en broma. Y lo que es peor, creo que me está haciendo dudar... Estas células tienen un genoma propio, una evolución propia, un comportamiento característico... ¿por qué no considerarlas una nueva especie? ¿Alguien se atreve a nombrarlas? ¿Quién da el primer paso?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Te felicito por este nuevo artículo. Es muy intererssante. Además nos dejas un poco más tranquilos a los que en el anterior tuvimos algunas dudas.

Salva dijo...

Muchas gracias, anónimo.

Este artículo nace de vuestras preguntas, así que espero que podamos hacer muchas más como ésta.

Metztli dijo...

está excelente e interesante. Lo comentare mañana en mi clase de enfermedades infecciosas...saludos

Salva dijo...

Gracias, Metztli. No sabes cuánto me alegra saber que lo aprovecharéis!

Anónimo dijo...

hola,felicidades por este articulo...muy aclarativo.Si me permites te voy a comentar la situacion de un amigo...la pareja de este padece un tumor en la zona occipital del cerebro,y el (hipocondriaco como el q mal),temia padecerlo...ya que habia mantenido relaciones sexuales con el.dime: como podria tranquilizarlo?¿?¿
muchas gracias...que estas cositas me dan idea en mis trabajos de oncologia.
espero tu respuesta...

Salva dijo...

Gracias por las felicitaciones. Ayudan.

Buf. Temo meterme en camisas de once varas respondiendo tu cuestión, pues mi formación no es médica, y no estoy capacitado para aconsejar sobre estas cuestiones. Lo mejor sería que lo hablase con su médico y éste se encargaría de tranquilizarlo con mucho más conocimiento de causa que el mío. De todas formas, le puedes recomendar la lectura del artículo de Dingli y Nowak insistiendo en que los casos de transmisión entre humanos son verdaderamente excepcionales.

No sé si habré sido de mucha ayuda, pero soy de los que piensa que los consejos médicos deben darlos los médicos...

Gracias de nuevo por leernos...