Esta semana uno de los editoriales de la revista Nature hace referencia al cambio de paradigma en la construcción que se debe dar para mejorar la eficiencia energética de los edificios en las ciudades. Por primera vez en la historia, a nivel mundial, hay más habitantes en las ciudades que en el campo. Cada vez las ciudades, sobre todo las de países pobres, están más pobladas, generando núcleos de población con densidades de población, contaminación y residuos insostenibles e insoportables. Como todo no se puede cambiar de golpe, el editorial se centra en el gasto energético que suponen los hogares urbanos: este gasto es tan elevado que ya supone el 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta. La lección parece evidente.
Si la tendencia sigue siendo acumular población en las ciudades, algo habrá que hacer para que este % disminuya en vez de aumentar. Y justamente esto es lo que proponen los autores de un artículo aparecido en el mismo número de Nature, los cuales afirman poder aumentar en un 80-90% la eficiencia energética de los futuros edificios simplemente cambiando diseños obsoletos por nuevas teconologías ya existentes. La construcción de estos edificios requiere del trabajo coordinado de especialistas con una buena formación. A pesar de ello, los autores afirman que el coste final es menor que el de los edificios "convencionales".
¿Expertos formados? ¿Menor coste de construcción? Me recuerda a algo... Quizás a la crisis inmobiliaria y a la voluntad de la ministra de Ciencia e Innovación (Cristina Garmendia, la cual hizo una buena declaración de principios en esta entrevista) de redirigir la máquina que tira del carro de la economía, desde el ladrillo al laboratorio. Formación parece la palabra clave.
Claro que la propuesta de Nature también pasa por una mejor integración de los edificios en el entorno geográfico y geológico. Por ejemplo, estudiando los vientos dominantes de la zona y su climatología se podría evitar la acumulación de grandes masas de polución. Esto choca frontalmente con la política del laissez faire, del todo vale mientras me des un maletincico bajo mano. Con una mejor política de construcción las ciudades se hacen no solamente más agradables y habitables, sinó más eficientes energéticamente, contribuyendo a controlar la espiral de contaminación en la que nos hayamos inmersos. Pero claro, estas políticas no sirven para enriquecerse rápidamente en, pongamos, 4 años.
Afortunadamente hay iniciativas que pretenden combinar todas estos nuevos conocimientos para acabar ofreciendo ciudades "sostenibles" y "ecológicas".
Dos de las más impresionantes son ciudades que se han empezado a proyectar. Una en China, Dongtan (podéis verla aquí, aquí, y aquí), y la otra en los Emiratos Árabes Unidos, donde parece que han sabido reaccionar a tiempo al inminente agotamiento de las reservas petrolíferas; la ciudad de los EUA se llamará Masdar ([1], [2], y [3]), y forma parte de la Masdar Initiative, recién sacada de Lost.
La tercera es ya todo un hecho, y no se ha construido de nuevo. Se trata de la capital del estado de Paraná de Brasil: Curitiba (os recomiendo que os leáis toda la información sobre el cambio que realizaron en la página de la Prefeitura de Curitiba, a parte de estas dos noticias). Razones sentimentales a parte, Curitiba merece toda mi admiración puesto que ha sabido transformarse en un referente en muchos aspectos ecológicos: la inmensa mayoría de los ciudadanos se desplazan a pie o en transportes públicos ecológicos; posee una extensa proporción de parques y áreas verdes; el reciclaje es una de sus prioridades, con un nuevo programa titulado Lixo que nao é lixo (basura que no es baura, no os perdáis los datos que dan al final del documento); cualquier ciudadano puede cambiar basura que haya recogido por alimento (Podéis ver aquí, por ejemplo, los puntos en los que se puede realizar este troco en septiembre). Los curitibanos están orgullosos de todos estos hechos... ¡y no es para menos!
En fin. Me encantaría decir que creo en que alguna vez en esta parcela de mundo que nos ha tocado vivir habrá gente votada por nosotros que conseguirá trocar la tendencia actual a asfaltar sin orden ni concierto, llevándonos hacia aglomeraciones sostenibles como Dongtan, Masdar y, sobre todo, Curitiba. Pero los años han hecho que pierda confianza en que surja un equipo de gobierno con una verdadera voluntad de cambio... y que se lo dejen hacer los "poderes no democráticos" en la sombra. Vaya, al final me he puesto conspiranoico. ¿Alguno de vosotros es más optimista?
Foto: Curitiba por Astrodyum en Wikimedia Commons
14/9/08
Esta semana en Nature: Edificios y ciudades ecológicas y sostenibles
Publicado por Salva en 19:57
Etiquetas: Actualidad, Ecología, Reseñas de revistas
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