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28/10/08

Vida saludable y "superalimentos"

Os reto a hacer un experimento: la próxima vez que encendáis la tele y os enfrentéis a una de esas (ilegalmente largas) pausas publicitarias que salpican la programación (¿o era al revés y los programas salpican a la publicidad?) os reto, digo, a juzgar los anuncios de productos de alimentación. Si, ya sé lo que me diréis: "Es el lenguaje publicitario y, como el lenguaje de la política, no trata casi nunca de exponer verdades". Pero no es aquí donde quiero llegar... De hecho, lo que me asusta es que, ahora mismo, los publicistas de productos alimentarios se ven forzados a vendernos la comida como si fuese un suplemento nutricional o un medicamento... Y eso no es culpa de los publicistas, sino de las tendencias de los consumidores...

Yo hice la experiencia y os puedo resumir el resultado:

Dejando a un lado las razones de éxito social y/o sexual que deben impulsarme a comprar un determinado perfume o coche, en el caso de los alimentos las razones de consumo son grosso modo:

- Yogur líquido para mejorar mis defensas
- Galletas para mejorar el tránsito intestinal
- Leche para que no se me debiliten los huesos (algunas además me bajarán el colesterol)
- Aceites que me regularán los triglicéridos
- Paté para generar hierro (sic)
- Paté con quesito: hierro más calcio para bocadillos más completos (sic)

La lista podría seguir, pero creo que es suficiente para transmitir la idea: la "medicalización"de nuestra nutrición.
Hace tanto tiempo de ello que ya no nos acordamos, pero antes, el objetivo de nuestra alimentación era proporcionarnos los que necesitábamos para seguir vivos y activos en nuestra vida cotidiana. Los principales factores a considerar cuando nos alimentamos son: energia, elementos "de construcción" y elementos "reguladores". A pesar que estas tres categorias son muy simples, la gran variedad de substancias diferentes que las forman, especialmente las categorias "aminoácidos" y "vitaminas, minerales y oligoelementos" hace que la dieta tenga que ser muy variada. Sabemos, por zonas, épocas o situaciones en que la disponibilidad de nutrientes no ha sido buena, los diferentes trastornos y patologías que la falta de uno o otro nutriente puede producir. Sin embargo, en el "mundo rico", el acceso a los nutrientes no presenta ninguna dificultad, y ninguno de nosotros, excepto en casos de patología muy concretos, ha de hacer un esfuerzo especial en su dieta para reforzar un nutriente concreto y evitar su falta... aunque no siempre ha sido así.

El bocio es una inflamación producida por una inflamación de la tiroides, debida generalmente a la falta de yodo. Nuestro cuerpo obtiene el yodo a través de la dieta. Encontramos yodo en el agua de mar, en la mayor parte de animales que viven en ella, y en los vegetales que crecen en suelos ricos en yodo, que absorben a través de sus raíces. Desafortunadamente, en las regiones en que el suelo (y por tanto las verduras que se cultivan en ellos) eran pobres en yodo, y en personas que no tenían acceso o no consumían productos del mar, incluso en países industrializados, se presentaban deficiencias de yodo, y por tanto, casos de bocio. ¿Cómo se resolvió esta situación? Implementando la sal común con una cierta dosis de yodo para garantizar el aporte necesario incluso a las personas que no tenían acceso a este elemento.
He aquí un ejemplo de como se puede entender bien la implementación de un alimento para conseguir un beneficio colateral. Otro ejemplo podría ser el yogurt, el más conocido ejemplo de los llamados alimentos "probióticos". Un probiótico es un ser vivo que tiene efectos beneficiosos sobre nosotros. En el caso de los yogures, y después de fuertes controversias sobre si los microorganismos superaban o no el ataque ácido del estómago, parece establecido su rol beneficioso en el mantenimiento e incluso el restablecimiento de la flora intestinal (microorganismos que con su preséncia evitan el establecimiento de otros microorganismos que podrían ser perjudiciales.
Desgraciadamente (desde mi punto de vista), en la actualidad asistimos a la perversión de este concepto, y en general vemos como las virtudes que habrían de presidir nuestros gustos nutricionales (tiene buen sabor y es nutritivo) son reemplazados por caracteríaticas que están al margen de la nutrición: frenar el envejecimiento, prevenir enfermedades cardiovasculares, implementar la dieta con calcio, aumentar el grado de respuesta inmunitaria. Para acabar de arreglarlo, en los aspectos energéticos, queremos que el alimento roce la inocuidad: cero calorias, 0% materia grasa.
Encima, en este terreno abonado donde todo el mundo conoce nombres que le suenan, pero pocos saben exactamente que son, nos acabamos embadurnando la cara con cremas que llevan cosas el beneficio de las cuales se conoce como nutriente: retinol, ácido fólico... en una actitud más parecida a las tribus que comían cerebros de enemigos para robarles la inteligencia (o penes de tigre para mejorar la potencia sexual) de lo que nos parece a simple vista.Haced la prueba: id al super a buscar un yogurt; pero no uno cualquiera: id a buscar un yogurt que sea simplemente eso: yogurt. Que no cante ninguna excelecia de los que no tiene, ni haya añadido nada que no tenga que tener una leche fermentada... probablemente encontraréis cuatro... y probablemente lo que harán será jugar la carta de decir "como el de antes". Preocupante ¿no?

En nuestra sociedad, nos estamos convirtiendo en consumidores que encadenan la administración de un producto con la de otro, y cada vez menos con el simple objetivo de alimentarnos. Paraos a pensar: cuando coméis una manzana, en uno u otro momento del tiempo que pasa entre cogerla y acabar de comerla, ¿enéis un pequeño pensamiento sobre sus propiedades saludables? (yo lo he preguntado, y han sido muchos los que me han dicho que sí...). Estamos dejando de comer para pasar a "administrarnos" productos. Os habéis fijado que estos yogures líquidos que hacen películas protectoras porque son immunitas hay que tomarlos una vez al día y se beben de pie y directamente de la botella? Se busca la fidelidad y obediencia propias del consumidor de medicamentos, pero como no estamos hablando de medicamentos reales, no tienen ninguna resposabilidad sobre su auténtica eficacia ni están sometidos a las mismas regulaciones y pruebas que cualquier medicamento auténtico.

Ahora, incluso, hay quien promete prevenir el cance con tomates manipulados genéticamente!!! Es el problema de querer atraer a la gente con titulares espectaculares. De hecho, la idea de la cual se habla finalmente en el artículo de Nature Biotechnology (Cathie Martin et al) comentado en ScienceNow por Rachel Zelkowitz, es la de aumentar el consumo de antioxidantes en la población americana. Quizá habreis oído esa directriz de "consumir 5/6 porciones de fruta-verdura al dia", ¿no? Pues se ve que los americanos tienen problemas para llegar, y lo que Martin y sus colegas han hecho es coger genes de un antioxidante típico de fresas, arándanos y frambuesas, la antocianina (responsable de su color ligeramente morado-púrpura) obtenidos a partir de maiz, e introducirlos en tomates. ¿Por qué? Porque el consumo de tomate está mucho más generalizado, y es más fácil llegar a la dosis de antocianina recomendada con tomates que con frambuesas...


Ahora bien... vuelta a empezar: ¿Cuál es este interés tan repentino por hacernos antioxidar? Como siempre, para empèzar, la premisa científica es correcta y, aún más, noble: los antioxidantes ayudan a resistir la radiación ultravioleta, así que protegen contra el envejecimiento y, como parte de esta protección, parecen bloquear determinados procesos implicados en la formación del cáncer. Y lo que este experimento busca es, precisamente, introducir antioxidantes extra en nuestra dieta, además de estudiar su posible implicación en la protección contra el cáncer.

¿Pero qué pasará cuando la cosa pase a manos de la industria alimentaria? Pues que la posible implicación en la protección contra el cáncer será una certitud, y que además el tomate lo tendremos que tomar transformado en alguna cosa... Ya habéis visto lo que han hecho con la directriz de las 5/6 piezas de fruta-verdura, ¿no? Han creado una bebida del tamaño de un puño que contiene las 6 piezas concentradas: ya he cumplido la directriz, póngame un bigmac! Me perdonaréis la salida de tono, pero parecemos gilipollas...

El quid de la cuestión es que nos estamos volviendo "finalistas"; no hacemos nada por el placer de hacerlo sinó que hacemos las cosas "con la intención de...", y lo pero de todo es que la mayor parte de las veces, lo que hacemos no tiene que ver con el objetivo perseguido.
Esta obsesión por el resultado está estimulando nuestra pequeña (o gran) tendencia yonqui. No hablo sólo del interés que cada uno puede o no tener en las drogas llamadas "de abuso". Me refiero a todas esas substancias que tomamos para alterar nuestro estado y obligar al cuerpo a obedecer a nuestra voluntad: café o té para espabilarte y aguantar despierto cuando el cuerpo quiere dormir, bebidas energéticas (donde curiosamente la energía no viene de azúcares, sinó de excitantes como el ginseng y el guaraná), i bebidas deportivas... nos hemos aficionado a no dejar entrar nada por la boca que no tenga un objetivo bien preciso, y cada vez menos, este objetivo es la simple nutrición.

Lanzo un reto a todo aquel que quiera seguirlo: juzgad lo que coméis, y pensad sólo en las cosas que estén buenas y consideréis que vuestro cuerpo necesita para funcionar. De todo el resto... ¿Qué os impediría prescindir?

PD: Chapeau para todos aquellos, como los bombones, chocolates y helados, que aún anuncian sus productos como si nos acercasen al orgasmo perfecto: también mienten, pero quizá mejor halbar de placer que de madres preocupadas porque tu hijo se pasa el chicle con otra niña en la guardería o de beber refrescos para los trombos en las arterias...

3 comentarios:

Salva dijo...

Ole, ole y ole!

Gran entrada, Quim!

Hiperbreves S.A. dijo...

Pero cuánta razón junta en un mismo post. Es cierto, nos están engañando como chinos, con perdón para los chinos. Buen blog. Volveré.

Sé que esto es agotador, pero sólo voy a pedirte 20 segundos de tu vida para que accedas a mi blog http://www.hiperbreve.blogspot.com y leas alguna de mis pequeñas historias. Si en conciencia piensas que podría merecer tu voto, adelante. Si no, me basta con que me dejes un comentario sobre lo que hayas leído. Muchas gracias.

Quim ADSADN dijo...

Gracias por tu comentario, Raúl. No te quepa duda de que visitaré tu blog.