La leche materna tiene infinidad de propiedades beneficiosas. Por una lado, es un alimento inigualable para la cría, ya que contiene todos los nutrientes que necesita para su crecimiento y además le aporta parte de las defensas generadas por su madre, pero también se beneficia la madre, no alimentandose de su propia leche (creo que esto constituiría un ciclo fútil de energía), sinó por el hecho en sí de amamantar, ya que la protege contra diversos tipos de cáncer. De hecho, la lactancia supuso tal mejora adaptativa, que condujo a la aparición de los mamíferos. Los ancestros de los actuales vertebrados no mamíferos, como los anfíbios y las aves, utilizaban el huevo como medio en el que mantener a sus futuras crías. El feto se alimentaba de la yema del huevo, con un alto contenido en proteinas, lípidos, fósforo y calcio hasta el momento de su eclosión. En un determinado momento de la evolución, una serie de cambios condujo a la aparición de los mamíferos. Para alimentar al feto durante su desarrollo embrionario, se substituyó el huevo por la placenta y, una vez nacidas, las crías pasaron a ser alimentadas con leche materna. La única excepción en el mundo natural de esta combinación (placenta + leche materna Vs huevo) son el ornitorrinco y su primas cercanas las equidnas, una especie de puerco espin australiano. Estos animales ponen huevos y sus crías, una vez salen del cascarón, son amamantadas por la madre. La existencia de estos animales, a caballo entre el resto de mamíferos y otros vertebrados ovíparos, coloca la producción de leche por delante de la aparición de la placenta en la historia evolutiva de los mamíferos. Es decir, que en primer lugar, los animales empezaron a producir leche con la que alimentar a sus crías, y la evolución de este comportamiento derivó en la transformación del huevo en una placenta intrauterina, como ambiente protector del feto y que al mismo tiempo le proporciona el alimento que necesita durante su fase prenatal. De hecho, una hipótesis ampliamente aceptada por la comunidad científica propone que la lactancia, un complejo sistema de alimentación que implica complicadas adaptaciones tanto en la madre como en la cría, no surgió como una fuente de alimento para las crías, sinó como una manera de mantener los huevos húmedos durante su incubación. Al pasar del medio acuático al terrestre, uno de los problemas con el que tuvieron que enfrentarse nuestros ancestros fue el de evitar que los huevos se secaran durante su incubación. Los antepasados de los actuales pájaros resolvieron el problema dotando a sus huevos de una cáscara dura que los mantiene aislados del exterior. En cambio, los antepasados de los actuales mamíferos optaron por incubar sus huevos en contacto con la piel y mantenerlos húmedos con secreciones de glándulas de esta piel.
23/3/08
¿Qué fue primero, el huevo o la leche?
Publicado por Cris en 21:41
Etiquetas: Actualidad, Evolución
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2 comentarios:
Muy interesante!
Por lo visto, la leche no es más que una evolución de una secreción parecida al sudor, que seguramente se fue seleccionando para que fuera más rica en proteínas o grasa.
Y lo de la placenta es claro: no deja de ser una modificación del sistema de los huevos, en el que el saco lleno de líquidos no sale al exterior sino que se queda dentro del cuerpo materno, con lo cual la cárcara no se necesita y es sustituída por el propio cuerpo de la madre. Las ventajas son clarísimas: mayor protección, más espacio y más tiempo para proseguir con un desarrollo embrionario, y te ahorras la logistica de la incubación.
Exacto, el uso de la placenta intrauterina facilita que el máximo número de futuras crías lleguen a su término, ya que el feto se encuentra en un ambiente más favorable que el huevo. Esto supone una gran ventaja adaptativa. Además, el hecho de alimentar a las crías recién nacidas con leche procedente de la propia madre, evita que la madre tenga que separarse de sus crías para buscar alimento para ellas (como ocurre con las aves), lo que también minimiza el riesgo de perder alguna de las crías.
En fín, todo un invento.
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