El cerebro es el órgano que rige todos los procesos conscientes e inconscientes de nuestro cuerpo. Hay una parte del cerebro, la inconsciente, que es la que nos hace respirar, coordina nuestros ciclos hormonales, nos pone en tensión, etc… Es la base de la supervivencia. La parte del cerebro que se encarga de las funciones no inconscientes es el neocórtex.. En peces, anfibios y reptiles, el cerebro no ha experimentado un aumento significativo de peso (al compararlo con el peso total del cuerpo). En aves y mamíferos, sin embargo, sí se observa un aumento del tamaño de este órgano. Este aumento no se da en la parte inconsciente del cerebro. Es el neocórtex el que ha aumentado.
En un artículo aparecido en el número del 7 de septiembre de 2007 de Science, Dumbar y Schultz, de la Universidad de Liverpool, han estudiado este crecimiento en diferentes grupos de aves y mamíferos. En todos los grupos se daba una clara correlación entre un tipo de reproducción monógama y el aumento cerebral. Por ejemplo, dentro del taxón de los ungulados (grupo que engloba a los mamíferos con pezuñas: caballos, cabras, etc…), las especies con reproducción monógama presentan una mayor relación de tamaño neocórtex/cuerpo que aquellas especies con otros tipos de reproducción. Un tipo de reproducción monógama no implica mayores cuidados parentales, sólo implica el mantenimiento de la pareja reproductiva. Pero existe una excepción a esta regla. ¿Adivinan?. Sí, de nuevo, los primates.
En un artículo aparecido en el número del 7 de septiembre de 2007 de Science, Dumbar y Schultz, de la Universidad de Liverpool, han estudiado este crecimiento en diferentes grupos de aves y mamíferos. En todos los grupos se daba una clara correlación entre un tipo de reproducción monógama y el aumento cerebral. Por ejemplo, dentro del taxón de los ungulados (grupo que engloba a los mamíferos con pezuñas: caballos, cabras, etc…), las especies con reproducción monógama presentan una mayor relación de tamaño neocórtex/cuerpo que aquellas especies con otros tipos de reproducción. Un tipo de reproducción monógama no implica mayores cuidados parentales, sólo implica el mantenimiento de la pareja reproductiva. Pero existe una excepción a esta regla. ¿Adivinan?. Sí, de nuevo, los primates.
En los primates la correlación se da entre el tamaño relativo del neocórtex y el tamaño grupal medio de esa especie. Los primates que forman asociaciones estables de mayor número de individuos presentan una mayor relación de tamaño neocórtex/cuerpo. Este cambio en el paradigma se debería a una reaplicación de las habilidades cognitivas necesarias para la monogamia. ¿Perdón?. Supongamos que es la necesidad de “mantener” una pareja la que hace aumentar el tamaño del neocórtex, este aumento de tamaño irá asociado a una nueva ganancia de “habilidades cognitivas”, estrategias de conducta que permitirán no divorciarse de la pareja de nuestra vida. Según los autores, los primates hemos reconducido esta habilidad de ligarnos a alguien desde nuestra pareja al resto del grupo. Es decir, necesitamos esas habilidades o estructuras cognitivas para no divorciarnos de cada uno de los miembros del grupo (sean del sexo que sean y aunque no los queramos como pareja reproductora). Cuantos más individuos haya en un grupo, mayores interrelaciones posibles y, claro, mayores habilidades serán requeridas. Aumenta el neocórtex, nace la amistad. Y se empieza a gestar el cotilleo.
3 comentarios:
O sea que es la necesidad de cotilleo la que hace que el "cerebro nuevo" incremente...
Me gustaría añadir una anotación a esta entrada. Si no recuerdo mal los lóbulos frontales son los que se encargan de controlar las emociones, de canalizar o reprimir los impulsos naturales. Se ha demostrado que la madurez del córtex cerebral de los lóbulos frontales se relaciona con la madurez del individuo y con la capacidad que este tiene para controlar impulsos que les serían naturales. Como ejemplo práctico: se coge a un niño de entre tres y cinco años y se le ofrece una gominola que escoge de un armario lleno de gominolas a su alcance. Se le deja solo en la sala (con el armario de gominolas a su alcance) durante cinco minutos y se le dice que espere sin comerse su gominola. La recompensa será tener tres gominolas más si no se come la suya. Resultado: en la mayoría de casos los niños se pegan un atracón. Conclusión: no saben controlarse porque su neocórtex frontal no está suficientemente desarrollado y no es capaz de inhibir los impulsos. No pueden respetar las normas.
Como ejemplo patológico está el caso de Phineas Cage, que era un funcionario de la ferroviaria y sufrió un accidente: hubo una explosión que hizo que una barra de hierro le atravesara la cabeza con una trayectoria ascendente, entrando por la mandíbula y saliendo por la frente, cosa que le extirpó los dos lóbulos frontales. A partir de entonces, el señor Cage pasó de ser una persona afable a ser malhumorada, y de fácil irritación, además de otros problemas associados a la falta de masa encefálica, claro.
J.
Uau! Fantástica anotación, Jose.
El neocórtex frontal sería necesario entonces para la "convivencia" más que para la "supervivencia", lo que cuadra con el estudio comentado en la entrada. Touché Un gallifante para Jose.
El tema de los accidentes que afectan al cerebro es un tema que tenemos en el cajón de los "pendientes". Algún día publicaremos algo sobre esta legión de los hombres extraordinarios.
Bueno, espero que no se difunda demasiado la noción de que "el cotilleo ha sido un elemento favorecedor del desarrollo del neocórtex", porque me veo a Carmele Merchante de portada del Science de octubre... ¿Habrá que estudiar si en España, país cotilla donde los halla, el desarrollo del neocórtex es significativamente mayor al resto de paises? Cuando critique a mi abuela por mirar esa basura, ¿podrá ella responderme: calla, desagradecido, que el neocórtex con el que te licenciaste lo crié yo con Salsa Rosa y Corasón Corasón?
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