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23/11/07

Cuestión de sexo

Hoy os he preparado una dosis fuerte y picante de genética. Necesita tomarse a dosis pequeñas y poco a poco, para poder apreciar bien todos sus matices. El manjar, cuanto menos, es exótico: moscas.

Las moscas, oh sorpresa, tienen dos sexos. Al igual que nosotros, su sexo viene determinado por los cromosomas sexuales. Si sus cromosomas sexuales son XX, son hembras; si tienen uno de los dos más pequeño (XY), son machos. Sí, chicos, los hombres tenemos un cromosoma más pequeñito. Convendría decirlo bien alto para apagar sandeces misóginas heredadas.

Normalmente las moscas(y los humanos) tienden a tener un 50% de descendientes de cada sexo. Sin embargo se sabe desde hace más de 75 años que determinadas poblaciones de moscas tienen muchísimas más hembras que machos. Se sabe, además, que el causante de esta desviación se encuentra en el cromosoma X. ¿Qué será, será? Un gen. O dox. Perdón. Dos, identificados por Yun Tao y colaboradores, y publicado en PLoS (aquí, aquí y comentado por P. Ferree y D. Barbash, aquí).

Hasta aquí el aperitivo. Pasemos al plato fuerte.

Analizando la población con más hijas, estos autores descubrieron una alteración del gen Nmy (Not Much Yang, cosas de los americanos), causante de esta desviación en la descendencia. Los machos que contenían un mutante no funcional de Nmy producían muchos menos hijos varones. Nmy, por tanto, es necesario para la correcta proporción de hijos e hijas. Ya tenían culpable.

Pero... oh! sorpresa. Hubo una población de moscas con el gen Nmy estropeado (deberían producir más hijas) que, sin embargo, seguía presentando proporciones normales. ¿Por qué? Volvieron a analizar los cromosomas X y vieron que éstos tenían otro gen mutado, cuya mutación lo inactivava. Lo llamaron Dox (Distorter of the X).

¿Cómo cuadrar todo ésto?

¿Alguien se atreve?


Hola, chata. ¿Comprobamos nuestras proporciones?

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