Cada día estamos expuestos a una multitud de agentes infecciosos. Sin embargo, llevamos a cabo nuestras tareas diarias sin apenas darnos cuenta de ello. Tan solo en ocasiones muy determinadas esta exposición acaba conduciendo a un contagio y al desarrollo de una enfermedad. Si la mayor parte del tiempo podemos llevar una vida absolutamente normal pese a estar rodeados de patógenos es gracias a nuestro sistema inmunitario. El sistema inmunitario es un mecanismo que tiene el organismo para defenderse de las agresiones externas. Las células de nuestros órganos son capaces de detectar la presencia de microorganismos patógenos, lo que dispara toda una compleja cascada de señalización que conduce a la liberación de agentes especializados en diversas funciones de defensa. Estos agentes atacan los organismos patógenos y restablecen el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.
La malaria es una estas enfermedades, causada por la infección con el parásito Plasmodium a través de la picadura de un mosquito. Una vez ha entrado en nuestro organismo, el Plasmodium se dirige rápidamente al hígado, donde se establece y prolifera hasta desarrollar hasta 30 000 nuevos plasmodiums. Estos pasaran al torrente circulatorio donde infectarán los glóbulos rojos sanguíneos o eritrocitos hasta hacerlos reventar, lo que provoca fiebres muy intensas. La malaria afecta a 200 millones de personas en el mundo cada año.
Pero ¿porqué el sistema inmunitario no detecta la infección y se deshace de ella, como hace con la mayoría de patógenos? Pues porque el Plasmodium es capaz de producir unas proteínas que lo esquivan. En concreto, produce la proteína CS o proteína del circumsporocito (una de las fases del ciclo vital del Plasmodium). CS es capaz de inhibir la síntesis proteica en los hepatocitos infectados (las células hepáticas), de manera que estas células no son capaces de poner en marcha uno de los mecanismos de la respuesta inmunitaria: la presentación de antígenos.
Gracias a un trabajo realizado por un grupo de investigadores y publicado esta semana en la revista Cell, ahora conocemos un poco mejor el mecanismo por el cual el Plasmodium es capaz de esquivar la respuesta inmunitaria. Según los autores del estudio, la proteína CS está bloqueando una importante vía de señalización que existe en el interior de las células, la controlada por la proteína NFkB, lo que lleva al bloqueo de la expresión de los genes controlados por ella, entre otros los genes implicados en los procesos de inflamación. CS, además de esconder la presencia del parásito en las células infectadas, también ejerce importantes funciones para el desarrollo del mismo.
Aunque en la actualidad ya existe una vacuna contra la malaria, los resultados de este y otros muchos estudios contribuirán a mejorar su efectividad, ya que de momento tán solo es eficaz en el 30% de los casos.
10/11/07
¡Dichosos mosquitos!
Publicado por Cris en 23:05
Etiquetas: Actualidad, Inmunología, Medicina
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