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19/11/07

Oliendo la diferencia

Cuando éramos pequeños en la escuela nos enseñaron un montón de cosas que se agrupan de cinco en cinco: las cinco vocales, los cinco continentes, los cinco reinos animales... Con el tiempo hemos descubierto que en algunos de éste grupos nos engañaron un poco, que hay quien considera que los continentes en realidad son seis, o siete, o que el catalán, sin ir más lejos, aunque tiene cinco grafías vocales pronuncia siete diferentes. Hay, sin embargo, un grupo que todavía no ha cambiado (aunque algunos le atribuyen un sexto miembro exclusivamente reservado a las mujeres): los cinco sentidos. Vista, sabor, tacto, oído y olfato siguen formando un club exclusivo de cinco miembros que tienen la misión crucial de permitirnos relacionarnos con nuestro entorno.

El olfato (de flickr)

Ya hace un tiempo Salva habló de uno de estos sentidos, el olfato, a raíz del estudio que se hizo comparando el gen (GC)-D entre diferentes especies. Hoy volveré a hablar de evolución y selección en otro gen del olfato, el OR5I1, pero lo haré desde una perspectiva diferente: comentando un artículo que estudia las diferencias en el gen entre los diferentes grupos humanos. Desde que los primeros Homo Sapiens salieron de África los diferentes grupos humanos se han ido encontrado con ambientes muy diversos que los han sometido a una gran variedad de presiones adaptativas. Eso se ha visto reflejado en numerosos rasgos que diferencian unas poblaciones de las otras, algunos muy visibles como el color de la piel y otros de no tan evidentes como la frecuencia de personas tolerantes en la lactosa (y por extensión en la leche).

Muchos genes los podemos agrupar en familias génicas, es decir, grupos de genes que provienen de un único gen ancestral que se ha "fotocopiado" en otras zonas del ADN. A lo largo del tiempo estas "fotocopias" han sufrido mutaciones en posiciones diferentes y han adquirido funciones que generalmente son similares a la original pero no idénticas, de manera que ahora los reconocemos como diferentes. El OR5I1 forma parte de una de estas familias, la OR (que son las iniciales de Olfactory Receptor, Receptor Olfativo), ¡que tiene ni más ni menos que 1.000 miembros en el genoma de los mamíferos! En el caso de los humanos sólo 400 de estos miembros son activos, mientras que las otras 600 copias se han convertido en pseudogenes, es decir, genes que han perdido la capacidad de dar lugar a proteínas y ejecutar sus funciones.

En este estudio, que fue estado aceptado en Molecular Biology and Evolution la semana pasada, se han analizado muestras de ADN de 1.064 individuos de todo el mundo con el fin de ver si la selección natural ha actuado en el gen OR5I1 de manera diferente en las diferentes poblaciones. Los resultados obtenidos muestran que, efectivamente, las variaciones que se encuentran entre los grupos humanos se deben muy probablemente a eventos selectivos que sucedieron hace unos 80.000 años, poco después del Out-of-Africa (hace 100.000 años), cuando los primeros humanos abandonaron su continente de origen para colonizar el mundo.

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