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12/11/07

Termitaz

Aunque mucho menos populares y conocidas que sus primas las hormigas, con quien a menudo se las confunde, las termitas son también unos insectos apasionantes. Como las primeras viven en colonias, que pueden llegar a albergar a 2.700 individuos, y se dividen en castas para repartirse el trabajo: la obrera, estéril, y la reproductiva, que se diferencian en que las primeras tienen alas y las segundas, no. Un hecho curioso de esta división es que no es tan estricta como normalmente creemos, y cuando por algún motivo la colonia se queda sin reyes y reinas adultas (ninfas), algunas termitas jóvenes de cualquiera de las dos castas pueden volverse fértiles. Si ya estaban destinadas a devenir a reinas se las nombra ninfoides, y si no, reciben el nombre de ergatoides.

Termita (de flickr)

Hasta ahora se creía que la separación de las termitas en castas se debía estrictamente a factores ambientales, básicamente a feromonas, pero esta semana Science ha publicado un artículo que lo pone en duda. Los investigadores que han hecho este trabajo han aislado termitas jóvenes de las dos castas de tres colonias diferentes, y como estaban separadas del resto y no tenían ningún rey o reina cerca todas ellas se han convertido en ninfoides o ergatoides. A continuación han formado parejas de todas las maneras posibles: hembra con macho ninfoides, hembra con macho ergatoides, hembra ninfoide con macho ergatoide y hembra ergatoide con macho ninfoide; y han juntado cada pareja con 50 termitas obreras femeninas de una cuarta colonia para quea produjesen huevos. Finalmente, para acabar de complicarlo, han sacado los huevos de cada colonia y los han hecho crecer en presencia de obreras masculinas (ya me diréis a quién se le ocurre dejar la crianza de las pobres termitas en manos de los hombres!).

¿Y qué han conseguido con todo eso aparte de marear un buen montón de termitas? Bien, pues estudiando el resultado de todos estos apareamientos, o cruces, han visto dos cosas importantes. La primera es que a pesar de que las condiciones de crecimiento han sido manipuladas, controladas e idénticas para todos los individuos, igualmente ha habido una fuerte diferenciación tanto con respecto a las castas como a la proporción de machos y hembras. Y la segunda, que de las cinco combinaciones genéticas resultantes una conducía a la muerte, dos originaban termitas obreras y las otras dos daban lugar a ninfas. Así pues la conclusión de este trabajo es que si bien tal como se creía los factores ambientales son muy importantes, la diferenciación de las termitas en castas también se debe a factores genéticos. ¡Más o menos como en el caso de las avispas que nos explicó Cristina!

A partir de ahora seguro de que cuando veais una colonia de termitas royendo vuestros muebles os la miraréis diferente... ¿o quizás no?

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