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26/11/07

¿Dónde iba Pangea?

Aun cuando el suelo parece sólido bajo nuestros pies, en realidad viajamos encima de inmensos transbordadores que no paran de moverse, lenta pero inexorablemente, en direcciones que no podemos controlar. Estos transbordadores, que navegan sobre mares de magma, reciben el nombre de placas continentales y están destinados a chocar unos con otros y volverse a separar una y otra vez.

Pangea (de wikipedia)

Hace unos 250 millones de años las placas continentales, que hoy en día forman los continentes que conocemos, tuvieron uno de estos momentos de choque y se agregaron todas en un supercontinent denominado Pangea que duró 100 millones de años antes de escindirse en dos continentes más pequeños: Laurasia, que contenía las masas territoriales que posteriormente formarían los continentes del hemisferio norte, y Gondwana, que dio lugar a los continentes del hemisferio sur.

Aunque nos puede parecer muy obvio dónde está el norte y dónde el sur (seguro que cuando he dicho que Laurasia contenía los futuros continentes del hemisferio norte nadie ha tenido ninguna duda de a qué continentes me refería), el campo magnético de la tierra ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Es decir, que si hubiéramos utilizado una brújula moderna en muchos momentos de la historia de la Tierra, hubiera apuntado en la dirección contraria a la que esperaríamos. Este fenómeno es el que estudia el paleomagnetismo, la rama de la ciencia que se dedica a conocer la intensidad y orientación del campo magnético de la Tierra y como se ha modificado a través del tiempo. Pero del tiempo geológico! Porque ni los continentes ni el campo magnético terrestre se modifican en cuestión de minutos, ni siquiera de años o siglos, sino que se necesitan millones de años para que el cambio se pueda apreciar.

Clásicamente, para conocer la localización geográfica de Pangea se habían utilizado técnicas paleomagnéticas. Cuando las rocas ígneas, aquellas que se han formado a partir del enfriamiento del magma, se encuentran en altas temperaturas son muy susceptibles al campo magnético que encuentran a su alrededor, y cuando se enfrían se magnetitzen de acuerdo con este campo. De esta manera, si averiguamos la edad de una roca ígnea podemos saber cómo estaba polarizada la Tierra en aquel momento, o dicho de otra manera, donde estaba el norte. Y cuando se había aplicado el paleomagnetismo al estudio de Pangea se había llegado a la conclusión de que, cuando se formó, se encontraba al norte (el nuestro!) del ecuador, y que posteriormente, durante el Jurasico, se desplazó aun más arriba.

Ahora, pero, un equipo de investigadores americanos que han estudiado las trazas del paleoviento (el viento que soplaba en aquella época) han publicado un artículo en Science afirman que los patrones que han encontrado indican que el clima del supercontinente no cambió, como habría pasado si se hubiera movido hacia al norte. Cómo puede ser? Ellos proponen diferentes alternativas: la posición de Pangea no se ha estimado correctamente utilizando el paleomagnetismo, la interpretación que se hace hoy en día de las trazas del paleoviento es incorrecta, o el control del clima durante el Jurásico funcionaba diferente de como funciona hoy en día.

Previsiblemente se necesitarán todavía muchos estudios por aclarar esta cuestión, pero seguro que algún día conoceremos hacia dónde iba el continente que pisaron los dinosaurios.

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