Por mucho que nos cueste reconocerlo, especialmente a los amantes de la naturaleza, sólo gracias al control de plagas mediante manipulaciones (sean químicas, físicas o de cualquier otro tipo) hemos conseguido evitar en todo el mundo desarrollado las hambrunas que en el resto del planeta provocan las plagas descontroladas que arruinan la producción de todo un ciclo de cosecha.
Que se desengañen (desafortunadamente) todos aquellos que consideran la agricultura ecológica como una opción viable para toda una sociedad humana. De hecho, es su carácter minoritario lo único que hasta ahora la hace sostenible (unido a los altos precios que los consumidores están dispuestos a pagar). Sin embargo, el hecho de que el control de plagas sea indispensable no quiere decir que se desoigan las voces que exigen unos métodos más respetuosos con el entorno, con unos riesgos más controlados y una eficacia óptima y sin efectos secundarios. Y es en este sentido que hoy hablaremos del RNA.
Alguien se preguntará ¿El RNA? ¿Pero qué tiene que ver el RNA con el control de plagas? Pues he aquí que se están convirtiendo en una alternativa muy apetecible y en el objeto de estudio de varios grupos de investigadores, como es el caso de Xiao-Ya Chen y su equipo, y que recoge la revista Nature Biotechnology en su número del 4 de Noviembre.
Para empezar, cabe decir que en la mayoría de los principales cultivos (maiz, soja...) ya se han introducido modificaciones mediante ingenieria genética que destruyen las plagas que las atacan (mediante la expresión, por ejemplo, de insecticidas naturales propios de bacterias), pero estas toxinas inespecíficas presentan efectos ecológicos indeseables, como son la destrucción de otros insectos inofensivos, aparición acelerada de insectos resistentes a los pesticidas. Este es el motivo que conduce a los investigadores a buscar soluciones más específicas.
Y aquí entra en juego, tal y como anunciábamos, el RNA. El RNA tiene la capacidad de "inutilizar" determinadas secuencias de RNA (para más información sobre este fenómeno, ved el artículo Interferencias en el DNA)
En el experimento publicado en Nature Biotechnology, se introdujo un RNA de interferencia en la planta de algodón que tenía como diana una secuencia del genoma de la oruga que lo ataca. ¿Cuál? La secuencia del gen que daba a la oruga resistencia contra la toxina natural que produce la planta de algodon para defenderse del ataque de insectos (el gosipol). ¿Ingenioso, eh?
No obstante, aún es mucho el camino por recorrer y, entre otros objetivos, hay que conseguir niveles de expresión suficientes del RNA introducido.
Quizá la agricultura ecológica a gran escala sea utópica, pero está claro que el futuro pasa por opciones cada vez menos agresivas y mejor dirigidas.
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