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14/12/07

Guerra y cambio climático

La guerra ha sido una constante en la historia de la humanidad. Su importancia es tan grande que todas las culturas, religiones y mitos le han reservado una divinidad a la altura de los dioses más poderosos. Las guerras se iniciaban por caprichos sobrehumanos, perfecta excusa para quienes realmente las incitaban bajo oscuros (muchas veces no tan oscuros) intereses (History will teach os nothing).Pero las guerras, como todo, tienen causas terrenales. Muchos filósofos, historiadores, antropólogos, y otros estudiosos han tratado de encontrar la quintaesencia de los detonadores de las guerras. En el número del 4 de diciembre del PNAS científicos de universidades norteamericanas, chinas y europeas han encontrado un nuevo culpable: el cambio climático.


A diferencia de otros autores, los de este artículo, disponible para todo el mundo, no estudian qué inicia cada guerra; ellos estudian cómo ha variado el número de guerras que han ocurrido en un periodo concreto (desde 1.400 hasta el 1.900) en todo el mundo. Y encuentran una correlación bastante clara entre la temperatura global y el número de conflictos: cuando baja la temperatura, aumentan las guerras. Y este fenómeno se da a la vez en todos los continentes, fuera cual fuera su sistema político-económico.

Para explicar esta relación, los autores estudian también otros parámetros, y observan que la bajada de temperaturas produce una disminución en la producción de alimento, cosa que provoca un aumento de la mortalidad (por hambres y epidemias). Todo esto comporta un encarecimiento de la comida (todo es economía), el cual trae a la guerra.

(...)Aquella guerra! No faltó la luz
ni la verdad,
no hizo falta la dicha sino el pan, (...)

El fuego cruel, Pablo Neruda.

Pero permitidme un par de apuntes:
  1. Leyendo el artículo da la impresión que los autores asumían la veracidad de su hipótesis antes de demostrarla. A pesar de que la correlación es clara, cuando ciertos resultados no les cuadran, buscan explicaciones que encajen con su idea. Por ejemplo, tienen problemas con los resultados estadísticos del s.XIX de Europa y América del Norte, así que argumentan que las migraciones europeas hacia norteamerica del s.XIX hacen variar estos datos, y que si quitan los datos referentes a las migraciones (!) las correlaciones entre clima y guerra de ese siglo encajan mejor.
  2. Los autores alertan que, a pesar de que la correlación del aumento de guerras se da con la disminución de la temperatura, lo que es importante son las variaciones demográficas debidas a cambios climáticos, los cuales afectan a la producción. Al estar actualmente en un incremento nunca visto de temperaturas, no podemos predecir qué cambios demográficos producirá y cuántos conflictos armados veremos durante los siguientes años. Pero la cosa, a pesar de que incrementa la temperatura, no pinta bien. Quizás sí se dará una disminución del número de conflictos, puede haber uno sólo... pero uno muy gordo!

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