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5/12/07

Cuestión de sexo III: La mala chuleta vírica

- ¡No! ¡No cortes el cable Nmy que inactiva al inhibidor!
- Tranquilo, sé lo que hago. Antes me he asegurado que el cable Dox estaba roto, así que no hay peligro si corto Nmy.
- ¿Estás seguro?

Recordareis que hablando de la desigualdad de sexos entre moscas conocimos dos genes, Dox y Nmy, los cuales participaban en la determinación del correcto porcentaje de crías para cada sexo. También recordareis que Dox era "el malo" y que Nmy, al neutralizar al malo (Dox), contribuía a la correcta segregación de sexos. Pues bien, en el artículo ya más que famoso en esta sección (uno que es pesado, oiga), también describieron cómo Nmy era capaz de "hacer callar" a Dox: a través de la interferencia del RNA. Es decir, el RNA del gen Nmy "encaja" con el RNA de Dox, y activa los mecanismos de la célula para que lo destruya. El RNA de interferencia no es sólo un producto de laboratorio, la vida lo utiliza para muchas funciones; lo que pasa es que nosotros no lo sabíamos.

Aún más interesante: Nmy es capaz de reconocer a Dox, ¡porque es una mala copia de él! De hecho es una retrotranscripción invertida integrada en el genoma. ¿Mande?

Ya sabemos que el camino que se da en todas las células es el de: DNA --> RNA --> proteínas. Pero determinados virus (los retrovirus) tienen unas enzimas capaces de hacer uno de los pasos a la inversa (RNA --> DNA), las retrotranscriptasas. En algún momento de la historia evolutiva de las moscas el gen Dox pasó por una retrotranscriptasa de un virus y se transformó en DNA que, por casualidad, se integró en el genoma. Además, se integró de tal manera que cuando se transcribe (a RNA), lo hace al revés, lo que le permite reconocer y unirse a Dox, inactivándolo.



Pero para liar más el asunto, Dox también procede de una duplicación de otro gen, denominado por los autores (MDox, la Madre de Dox), el cual, a su vez, se encuentra solapado con el final de otro gen (CG32702). En fin, un follón que puede dar una pequeña muestra de la increíble complejidad que encierra el DNA. Con paciencia, y sabiendo leer entre líneas, el estudio de los procesos genómicos (aquellos que se dan en el DNA del núcleo) nos aporta informaciones no sólo de cómo y por qué mecanismos somos lo que somos, si no que nos muestra un complejo código a descifrar para dibujar los procesos históricos que han sucedido en los increíbles y fascinantes caminos hacia las diferentes especies.

Y en uno de estos caminos no se sabía hacia qué (caminante no hay camino, se hace camino al andar), un virus decidió copiar y hacerse una chuleta con su retrotranscriptasa. Esta chuleta se integró en el genoma y adquirió capacidad de control sobre su copia semi-original, contribuyendo, entre otros miles de pasos, a hacer el camino hacia la mosca (y el mosco). De hecho, a los lectores habituales esto no les viene de nuevo, ya hablamos del poder de los virus como motores de la evolución en esta entrada de Vero.

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