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6/12/07

¡Qué impacto de factor!

Hoy, entrada burocrática. Entrada de números y bases de datos. El hombre tiene una tendencia innata a la clasificación de todo lo que le rodea. Desde los conjuntos de parvulario (¿aún se siguen enseñando/ensañando, o debo empezar a preocuparme por mi edad?) a las clasificaciones de los seres vivos en especies, de las rocas, de las estrellas, de la nada... todo es clasificable. Y ordenable.Pero para sentirnos mejor con nuestras
ordenaciones precisamos de herramientas menos subjetivas que nosotros mismos. Índices numéricos "neutrales" que nos indiquen qué va por delante de qué. Y aquí aparece el Índice de Impacto de las Revistas Científicas, una manera de ordenar qué revista es "mejor" que otra. Así cubrimos nuestras necesidades de ordenación y, de paso, de competitividad... y de publicidad (dinero, siempre el dinero).

El Índice de Impacto fue ideado por Eugene Garfield y se basa en contrastar qué revista (de unas 60 que la empresa Thomson, que es quien lo publica, considera adecuadas) tiene más citas de sus artículos. Cuando un científico escribe un artículo procura, cada vez que hace una afirmación, indicar de qué artículo ha sacado ese número, experimento o idea. Es decir, muestra al lector que lo que dice no se lo ha sacado de la manga, que hay otros que han publicado lo mismo. Los científicos honrados también indican los artículos que dicen lo contrario de lo que ellos intentan demostrar. Los que se callan estos artículos no son honrados... ni científicos (¡atención!, opinión personal, tómese las represalias adecuadas aquel que se considere no honrado. ¿Nadie? Perfecto, sigo). A estas referencias a otros artículos se les llama citas (muchas veces, por infección desdel inglés, citaciones, pero es incorrecto).
El Índice de Impacto se calcula como las citas que han recibido en un año los artículos del bienio anterior. Por ejemplo, el Índice de Impacto del 2007 (que se publicará en el 2008) de una revista representa las veces que se han citado sus artículos del 2005-2006 en las otras revistas de las 60 consideradas por Thomson (dividido entre el total de los artículos publicados esos años en esa revista).

A partir de aquí empieza el pez que se muerde la cola:
  • Los autores intentan publicar en las mejores revistas, que (se supone), son las que tienen mejor aceptación entre la comunidad científica y (se supone) los mejores revisores (personas que se miran los textos enviados y deciden si entran o no en las revistas, recordadme que un día hable de ellos).
  • Mucha más gente mira las revistas de alto índice de impacto
  • Mucha más gente citará los artículos de esas revistas
  • Su Índice de Impacto crecerá
  • etc.

Hay muchas críticas posibles a este Índice (podeis verlas muy bien descritas en Wikipedia y comentadas aquí), pero quiero destacar las siguientes.
  • La inmensa mayoría de las 60 revistas consideradas están escritas en inglés. Las que no, tienen Índices de Impacto bajos, puesto que suelen ser citadas en otras revistas de la misma lengua, las cuales ya no están dentro del club de las 60. Así el inglés sigue haciéndose más fuerte. Lo cual ni es bueno, ni malo, es necesariamente aceptable, puesto que en ciencia se necesita una lengua universal, y el esperanto no es buena opción (¡mejor inglés que chino!).
  • El Índice de Impacto no tiene en cuenta las autocitas, la endogamia. En los artículos de un miembro de un grupo se citan muchos artículos del propio grupo. A mayor tamaño del grupo, mayores citas genera, y mayor prestigio adquiere (¿veis la espiral?). El auto-bombo a nivel científico. Hay grupos que subsisten así: "Somos el mejor grupo del planeta porque no hay nadie que nos cite más que nosotros mismos".
  • El Índice favorece a las revistas que tratan áreas que generan resultados rápidos. Es más rápido realizar experimentos de Biología Molecular que experimentos de Ecología o Zoología, por ejemplo. Con lo cual, habrá más artículos y más citas de la primera que de las otras. Mayor Índice de Impacto.
  • El Índice se queda corto de espacio temporal. Hay muchos artículos clásicos que se siguen citando lustros depués de su publicación.

Dejadme acabar hablando de las estrategias de supervivencia de ciertos grupos:
  • Grupos especialistas: Acumulan gran cantidad de resultados, a la espera de publicar un bombazo en una revista de alto Índice de Impacto. Estrategia muy buena a largo plazo (décadas), pues contribuye a reafirmar la veracidad y competencia del grupo, mala a corto plazo (los doctorandos suelen durar unos 4 años). Muy pocos artículos, pero de calidad: muchas figuras, técnicas variadas, relevancia de las ideas expuestas.
  • Grupos generalistas: Publican todo experimento casi inmediatamente. Su máxima es: "cualquier resultado es ligeramente diferente a otro, y por tanto publicable ya que aporta algo nuevo, por mínimo que sea". Los artículos son más cortos y con menos figuras (menos técnicas utilizadas por artículo). Estrategia buena a corto plazo (los doctorandos de estos grupos presentan siempre sus tesis por artículos, puesto que tienen muchísimos. ¡Ojo! ¡No todos los que presentan las tesis por artículos pertenecen a estos grupos, que quede claro!), aunque a largo plazo no suele ser tan rentable a nivel de prestigio como la anterior, ya que para publicar un artículo relevante, es necesario agrupar resultados de muchos experimentos no publicados anteriormente.
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Y vosotros, queridos lectores, ¿preferiríais ser especialistas o generalistas?

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