En 1900, un niño que naciera en España no esperaba vivir más de 35 años. Hoy en día, sólo un siglo después, este valor se ha duplicado. En nuestro país, la esperanza de vida actual al nacer es de 77 años para los hombres y casi 84 para las mujeres, y se prevé que de aquí al 2050 aumentará en 4 años más. Es inegable que esto es un gran logro. Sin embargo, este espectacular aumento en la esperanza de vida media conlleva la aparición de una serie de enfermedades asociadas a la edad avanzada.
En primer lugar hay que distinguir entre envejecimiento y enfermedades asociadas a la edad. El envejecimiento es un proceso natural que consiste en una disminución en la fuerza muscular, función cardiopulmonar, visión y oido así como piel arrugada y pelo canoso. Esto no implica ninguna patología. Las enfermedades asociadas a la edad (ateroesclerosis, diabetes, hipertensión y cancer), sin embargo, sí implican patologías y son las principales causas de muerte en la gente mayor.
Esta semana se publica en Cell Metabolism el trabajo de un grupo de investigadores que se han centrado en estudiar cómo frenar la incidencia de estas enfermedades. Para ello han generado unos ratones que expresan la proteína UCP1 en el músculo esquelético, cuando su expresión normal está restringida al tejido adiposo marrón. La UCP1 forma parte de un sistema de transporte localizado en la membrana mitocondrial interna que desacopla el transporte de electrones de la síntesis de ATP. Lo que consigue con ello es liberar energía en forma de calor. De entrada puede parecer un gasto inútil, pero en las frías noches de invierno seguro que agradecéis contar con este sistema de mantener la temperatura corporal.
Pues por lo visto, los ratones que sobreexpresaban UCP1 en el músculo esquelético presentan una temperatura corporal medio grado por encima del resto, viven una media de 3 meses más que los ratones control (para una vida media de 27 meses no está mal) y presentan menores índices de linfomas (la principal causa de muerte en ratones normales) y de aterosclerosis inducida por la dieta. Además, su sobreexpresión consiguió revertir la obesidad y la hipertensión en un modelo de animales obesos. De manera que parece que, aumentar el consumo energético de esta manera podría disminuir la mortalidad en la gente mayor.
Los médicos e investigadores han dedicado años de esfuerzos en la lucha contra las enfermedades, lo que se ha traducido en un aumento considerable de la esperanza de vida y, con ello, del número de personas mayores en nuestra sociedad. Ahora, una vez conseguido que la mayoría de nosotros llegue hasta avanzadas edades, el siguiente paso es lograr que lo hagamos con la mayor calidad de vida posible. Para ello, debemos centrar nuestros esfuerzos en el estudio de las enfermedades que vienen asociadas a la edad avanzada. Porque como dice la sabiduría popular, viejos sólo son los trapos.
En primer lugar hay que distinguir entre envejecimiento y enfermedades asociadas a la edad. El envejecimiento es un proceso natural que consiste en una disminución en la fuerza muscular, función cardiopulmonar, visión y oido así como piel arrugada y pelo canoso. Esto no implica ninguna patología. Las enfermedades asociadas a la edad (ateroesclerosis, diabetes, hipertensión y cancer), sin embargo, sí implican patologías y son las principales causas de muerte en la gente mayor.
Esta semana se publica en Cell Metabolism el trabajo de un grupo de investigadores que se han centrado en estudiar cómo frenar la incidencia de estas enfermedades. Para ello han generado unos ratones que expresan la proteína UCP1 en el músculo esquelético, cuando su expresión normal está restringida al tejido adiposo marrón. La UCP1 forma parte de un sistema de transporte localizado en la membrana mitocondrial interna que desacopla el transporte de electrones de la síntesis de ATP. Lo que consigue con ello es liberar energía en forma de calor. De entrada puede parecer un gasto inútil, pero en las frías noches de invierno seguro que agradecéis contar con este sistema de mantener la temperatura corporal.
Pues por lo visto, los ratones que sobreexpresaban UCP1 en el músculo esquelético presentan una temperatura corporal medio grado por encima del resto, viven una media de 3 meses más que los ratones control (para una vida media de 27 meses no está mal) y presentan menores índices de linfomas (la principal causa de muerte en ratones normales) y de aterosclerosis inducida por la dieta. Además, su sobreexpresión consiguió revertir la obesidad y la hipertensión en un modelo de animales obesos. De manera que parece que, aumentar el consumo energético de esta manera podría disminuir la mortalidad en la gente mayor.
Los médicos e investigadores han dedicado años de esfuerzos en la lucha contra las enfermedades, lo que se ha traducido en un aumento considerable de la esperanza de vida y, con ello, del número de personas mayores en nuestra sociedad. Ahora, una vez conseguido que la mayoría de nosotros llegue hasta avanzadas edades, el siguiente paso es lograr que lo hagamos con la mayor calidad de vida posible. Para ello, debemos centrar nuestros esfuerzos en el estudio de las enfermedades que vienen asociadas a la edad avanzada. Porque como dice la sabiduría popular, viejos sólo son los trapos.
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